Mi viaje a Rumanía fue una experiencia inolvidable que me sumergió en la rica historia y la belleza natural de este fascinante país. Desde la majestuosidad de los montes Cárpatos hasta la enigmática región de Transilvania, cada rincón de Rumanía tenía algo único que ofrecer. Recorrer los pintorescos pueblos con sus coloridas casas y calles empedradas fue como retroceder en el tiempo. La arquitectura medieval de los castillos, como el famoso Castillo de Bran, conocido como el castillo de Drácula, añadió un toque de misterio a la experiencia. Además, la calidez de la gente local y su hospitalidad hizo que me sintiera bienvenido en todo momento. Rumanía, con su mezcla de tradición y modernidad, dejó una impresión duradera en mí, convirtiendo mi viaje en una aventura cultural y visual inigualable.